Como ha contado Silvia en el artículo de las “calles de barro”, todo comenzó un día que mi hermano Fernando Pascual y yo nos acercamos a San Felices a conocer a un chico que hacía “cosas” con barro.

La mayor sorpresa es lo fácil que resulta programar y hacer cosas con personas que lo ofrecen todo sin ninguna intención, simplemente por el hecho de transmitir conocimientos.

Nosotros sólo teníamos que concretar el día y avisar a los niños, de todo lo demás se encargaba Alberto: nos dejaba su máquina para hacer las placas, los instrumentos, recipientes, maderas, moldes… incluso se encargaba de comprar el barro, que luego le abonamos, por supuesto. Y después del trabajo incluso se encargaba de cocerlo. Pero principalmente nos enseñó cómo trabajar el barro. Gracias Alberto.

Así que una mañana de un sábado, cuando más niños se juntan en el pueblo, organizamos el taller de barro infantil. Al final nos justamos niños, jóvenes y mayores… un buen grupo de participantes que realizó un montón de obras de arte. Escudos de equipos de fútbol, flores, animales, juegos del tres en raya, joyeros, ceniceros, huellas, botones… una copiosa producción.

Una mañana divertida y entretenida. Un placer hacer actividades con tan buena aceptación. Gracias por participar.